lunes, 5 de septiembre de 2011

Cuba y Ron.

Cada mañana despierto tumbado en caña, dulce color que todo lo baña.
Tras lluvia de chanclas, sombreros de paja y ron que fluye.
Cada mañana respiro y miro, cada mañana siento el aroma tropical,
la vida en libertad, la mar golpeando sin cesar las pieles negras,
por que sólo somos hebras, hiladas ojala¡¡ y fuere en el respeto, no en
calabozos secretos y teñidos, vestidos, hervidos..en la discriminación y la explotación.
Resbalo tranquilo, con mucho estilo, al haber perdido casi un kilo, delgado como un hilo, puro vinilo, negro y brillante, con algo excitante.
De manos grandes de darle al timbal y trabajar la herramienta desnuda, de cara huesuda, militante de la calle, de playas y pequeñas atalayas.
Cada día ando por un camino delgado de mi país, golpeando piedras y soñando lo que no tengo, por que nacer aquí es nacer dominado, de alguna manera. Si bien cada mente es un mundo, el lavado de cerebro en la infancia es decisivo, como un incisivo, mordisco a la manzana caída y frágil.
Cada día voy por ese camino, hundido y débil, pero feliz, captando la luz, hinchado como una avestruz; en dirección al centro de la ciudad, donde gano el pan familiar, donde el derecho sindical es el último huevo de la docena, la risa de tantos, no sé…de cuántos.
En cada uno de esos pasos, encuentro al ejercito, al militar, al incapacitado de mente y forrado de orgullo, dirigido y manipulado para cortar en finos trocitos, en juliana casi, la unidad del pueblo cubano.
Rojo, verde, azul, no importa el color de la bandera pues las cabezas pensantes, las contratantes y los picos de oro ya han desayunado su mixtura de puñaladas por la espalda.
Los bueyes tiran con fuerza y sudan a chorros nuestra esperanza, la banalidad no respira en nuestras lindes, las caras cortadas son nuestro futuro. No al ejercito que equilibra al miedo con la amenaza, no colapses el anhelo de aprendizaje, no fulmines la creatividad, no dejes arder los barcos que navegan sin cheque al portador.
Sigo caminando erguido y siento en mi interior que puedo volar y alcanzar el sol, pero sin las alas de Icaro, yo remonto hasta el final y el horizonte es libertad.


jueves, 1 de septiembre de 2011