jueves, 16 de julio de 2009

V A C A C I O N E S. Cap. 1º.


Justo cuando el sol se torna durazno brillante y maduro, recompongo los pedazos de la tarde, me siento en el columpio oxidado que cuelga del álamo que crece junto al parking y miro mis manos casi cerradas como garras de halcón que atrapa su presa al vuelo, están impregnadas de magnesio y algunas manchas de sangre seca y de color negro.
Descuelgo la mochila y los setenta metros de cuerda polvorienta por mi espalda empapada y
miro lentamente como la luz rojiza va anunciando el final del día y como persigue al escarabajo despistado del camino que
salta entre las marcas entrecortadas y cubiertas de fino musgo que han dejado los cuatro por cuatro y se tambalea posiblemente tan agotado como yo.
El aire comienza a silbar entre las agujas de los pinos y rompe en mi frente provocando una sensación tan agradable como el olor a pan recién hecho, algunos pequeños animales comienzan a salir de sus madrigueras, en busca de agua y alimentos.
El día ha sido muy duro he tentado a la suerte en una vía realmente dura para mi y en éste momento de la tarde las secuelas se prevén dolorosas.
El nudillo del dedo índice está despellejado, seguramente con alguna lesión interna por forzar el arqueo de los dedos en alguna de las regletas diminutas de una sección vertical que me ha dejado al limite, casi apunto de caer.
Mis pies se han descolgado sobre los restos de un charco, -la verdad es que no me importa que se llenen de barro, incluso siento cierto alivio, mi espalda se encorva al mismo tiempo que mis manos buscando una posición cómoda hasta que pueda estirar todo mi cuerpo en el vivac donde acampamos.
En lo único que puedo pensar es en un trago de agua fresca e incluso un trago de cerveza helada y amarga servida en una gran jarra y que mis manos la abracen sintiendo la escarcha resbalar entre los dedos, y aun estando en está situación de posible deshidratación ya que hemos estado todo el día en la pared caliente, no paro de tener una sucesión de imágenes de la escalada, como si fuera una tira de fotogramas. Los agarres: agujeros, garbanzos, filos o pequeños romos donde equilibrar el peso, la subida al pie de vía y como se me aceleraba el corazón poniéndome el arnés y luego los pies de gato, el momento en que casi caigo con el último seguro a unos diez metros e incluso me pasa por la mente el momento en casa en el que preparaba el material, como estudiaba los doscientos cincuenta metros de vía, sus reuniones, sus reposos y sus tramos de máxima dificultad y menos protegidos para la escalada, las sensaciones que experimente al intentar ir a la derecha en un techo a cincuenta metros del suelo y perder la orientación por unos segundos de las presas que creía tener visualizadas para salir de él. Viéndome envuelto en un callejón sin salida, donde tenia que avanzar por toda la horizontal de dicho techo y terminando la fisura por la que colgaba antes de llegar al extremo, lo que hacía casi imposible el llegar al filo para tomar de nuevo la vertical de la pared.
Tan solo respirar hondo era lo que me quedaba, respirar y apretar los dientes como nunca, la caída se preveía muy dura ya que los seguros empotrados en la fisura no me aportaban confianza debido a la suciedad que se alojaba en ella. Hice fricción con la goma del pie de gato hasta tener sensaciones de seguridad y agarre necesarios para avanzar por el techo cuidadosamente y empotrar mi mano derecha hasta que mis dedos gritasen basta, de tal forma que los músculos de mi estómago pudieran aguantar el balanceo que iba a sufrir mi cuerpo cuando me soltará de los pies.
Arriesgando en el último momento y con la mano empotrada en la fisura lance a un ángulo agudo y resbaladizo hasta juntar las manos y forzar una dominada dolorosa, levantando a su vez la pierna derecha a la altura de mi cabeza hasta consolidar la salida del techo.
Y...sigo respirando hondo, casi me ruborizo de pensar ahora en ello, me siento como un héroe anónimo que ha salido victorioso en una épica batalla contra las fuerzas del mal.
Se me dibuja una sonrisa casi sin poder disimularla frente a mi amigo y asegurador Scott, que me devuelve la sonrisa cómplice de la lucha mantenida con la montaña y la linea que hemos trazado en ella.

viernes, 10 de julio de 2009

Bitxarracos. Dan Osman.



Dan Osman protagonizo el 23 de noviembre de 1998 una tirolina eterna que le llevo a lo más alto, al descanso eterno. El californiano protagonizó solos integrales de escalada en roca como los que se recogen en este video y caida libre controlada con marcas de 400m.
Empezo a escalar con 12 años y a los 35 lo dejo por fuerza mayor, su espectacular salto no se sabe si debido a la fricción que sufrieron las cuerdas o al mal estado del material trás pasar varios dias a la intemperie con cambios brucos de temperatura(dias que Dan pasó en prisión justamente para que no practicara este salto), le llevaron a la muerte.